A fines del siglo XIX, el actual barrio de Palermo, hoy densamente poblado, no pasaba de ser un conjunto de chacras y de quintas, a veces distantes unas de otras, y trabajadas por pocos habitantes.
Una de esas chacras pertenecía a la familia Figueroa, de la que era cabeza un matrimonio español llegado al país desde las Islas Canarias alrededor de 1835. Al hijo que arribó con ellos, se sumaron varios nacidos aquí. Esta familia había logrado formar una chacra cuyos límites aproximados estaban dados, según la nomenclatura actual, por las calles Scalabrini Ortiz, Charcas, Salguero y Paraguay. En su propiedad, los Figueroa edificaron una capilla, puesta bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe. Es la que ahora está situada en la calle Mansilla 3855.
La atención de este modesto templo fue confiada en 1894 a la Sociedad del Verbo Divino, fundada por el ahora santo Arnoldo Janssen. y establecida en la Argentina desde 1889. Ya viuda la señora de Figueroa, y heredera de la mitad de la chacra, entregó a los verbitas, por donaciones y ventas, gran parte de su tierra. Así iniciaron éstos su expansión más allá de la pequeña vivienda que tenían junto a su capilla.
En 1896, el Arzobispado creó la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, con sede por un tiempo en la antigua capilla, y en 1901 comenzó la construcción de la actual Basílica del Espíritu Santo, inaugurada en 1907. Mientras tanto, los religiosos habían iniciado la construcción de un edificio para residencia y una imprenta, situadajunto a la capilla de la calle Mansilla, con extensión hasta la calle Julián Álvarez.
En esa amplia construcción, fundaron en 1903 el Colegio Guadalupe, destinado a la enseñanza Primaria. Comenzó a funcionar con una reducida inscripción de alumnos, que pronto se multiplicaron. Vale acotar que entre los inscriptos en esos primeros años, se encontraba Enrique S. Discépolo.
El crecimiento de la congregación verbita continuó incesante, y así, poco después de la inauguración del nuevo e imponente templo, comenzó en la misma manzana la construcción de un gran edificio con frente principal por la calle Paraguay, y entrada secundaria por Julián Álvarez, llegando en parte también a Mansilla. Allí se instaló en 1921 el Colegio Guadalupe, dedicado a la enseñanza Primaria, hasta que poco después, en 1925, amplió sus horizontes educativos agregando un bachillerato. Hasta 1938 continuó ampliando sus instalaciones, que en ese año le dieron una estructura exterior similar a la actual. Fue un colegio de varones hasta 1995, cuando se incorporaron las niñas, ocupando poco a poco un lugar en el Colegio. La camada 2002 de egresados de Secundaria la última de varones. Por ende, la de 2003 la primera camada mixta que sus estudios en la institución.
Desde 1991 el Colegio cuenta con el Nivel Inicial. En sus años de vida, el Colegio Guadalupe vio pasar cientos y miles de alumnos, muchos de los cuales fueron profesionales universitarios de distinguida actuación, ministros del Gobierno Nacional, magistrados judiciales, oficiales de las Fuerzas Armadas, comerciantes que en muchos casos instalaron su actividad en el barrio, y -dejamos la mención para el final- no pocos sacerdotes, algunos que se incorporaron a la orden verbita, otros al clero secular, y uno a la Obra de Don Orione. Es justo señalar también que todos esos alumnos fueron guiados en sus pasos por la institución por un número muy grande de excelentes maestros y profesores.
Si la Basílica del Espíritu Santo fue y es el centro de vida litúrgica de Palermo, el Colegio Guadalupe fue y es ámbito propicio para que los niños y adolescentes se formen religiosa, cívica y humanísticamente, todo ello acompañado por la práctica del deporte.
Fuente: Agradecemos el presente escrito al Sr. Mayochi.